Aspecto de las Conferencias sobre el Rey Lin Tras las Huellas del Rey Lin, “La Ruta iniciática de los Dioses blancos de En tiempos como el actual en donde el materialismo sectario, dogmático y tirano ha usurpado el lugar que le corresponde al Espíritu, es una tarea ineludible el intentar abrir brechas en la realidad, y permitir que fluya desde la eternidad hacia nosotros la luz de la Verdad. Esta tarea se nos ha encomendado. En este tiempo de hipocresía, lascivia y ceguera indolente, en donde pareciera que incluso hasta los niños hubiesen perdido la inocencia, es cuando se desliza silenciosamente el Hilo de Ariadna, la ancestral Tradición de la Aria Aurea Catena. Y esto podría reconocerse como un verdadero milagro, sino fuera por el misterio inefable de la sangre que habiendo pasado miles de años desde el origen de la Raza, aún persiste en su torrente vivo, el recuerdo, la memoria, la Minne, en lo insondable de nuestro inconsciente. Si no tuviéramos aquella aurea sangre, sería imposible percibir ni aun sospechar que existiera algo llamado Tradición, la que nos habla de tiempos remotos, perdidos en la oscuridad del olvido del hombre actual, la de dioses vivientes, guerras que aún persisten pero con nuevos rostros, civilizaciones perdidas que la ciencia materialista actual no puede concebir y un tesoro más grande que cualquier otro en el Universo entero, el Tesoro de la Ciencia de la Transmutación y de la Transfiguración del Hombre, la ciencia del Renacimiento Divino, y el Retorno al Origen de la Raza Nuestros ancestros, conquistadores españoles sabían de estas cosas, ellos perseguían no solo la gloria, la fama y la fortuna sino también venían tras el rastro, tras la huella de algo que tal vez solo intuían desde la memoria de su sangre, de una ciudad encantada, en el sur más extremo del mundo conocido en aquella época, todo esto revestido de ambición que solo era externamente pues el hidalgo despreciaba la fatua luz del oro frente a la inconmensurable luz del espíritu. El hidalgo de tierras españolas era místico por naturaleza, un hombre de honor heredero de noble entusiasmo, capaz de empuñar la espada y defender un ideal solo por honor. Esto lo sabemos todos los herederos de la aquella noble estirpe visigótica que ha venido a prosperar en estas tierras del sur del mundo. Todo aquello que intuían y sabían con su sangre estos valientes guerreros se ha venido a confirmar por el testimonio escrito de la Tradición Aurea, que nos llega hoy. En ella se nos cuenta de un Rey llamado Lin, que proveniente de lo que se conocería como el continente europeo, llega a estas tierras de Sudamérica a encontrar una ciudad, y a fundar una civilización basada en la Sabiduría de los Dioses del Origen, una sabiduría portentosa jamás soñada por los materialistas de esta infructuosa época pero intuida por todos nosotros. Dicha ciudad se llama Elelin. Elelin representa para nosotros no solo un lugar físico sino un arquetipo que desde un pasado esplendoroso ilumina hasta nuestros días las almas y el espíritu de quienes participan de su conocimiento y de su actualización, porque cosas como esas no deben ser olvidadas por nuestros pueblos del sur del mundo, porque este humilde libro va dirigido a nuestros coetáneos y a nuestros compatriotas. De la patria del Alma. |